Los alumnos del doctor Arenas lo recibíamos todos los
días de clase con la misma imagen: en una mano, tenía su abultado maletín,
lleno de normas, libros y códigos. En la otra mano, y con un sorprendente
pulso, llevaba un tinto caliente. Lo primero que hacía al llegar al salón, era
poner el maletín en una silla, y mientras que saludaba al grupo, abría la bolsa
de azúcar y la servía en el café aún caliente y humeante. Lo revolvía, le daba
un sorbo, y empezaba su clase.
Como un estudioso del derecho laboral, y en concreto de la seguridad social, será recordado el doctor Gerardo Arenas Monsalve. Profesor de varias generaciones en la Pontificia Universidad Javeriana y en la Universidad Nacional de Colombia. Hijo de la reconocida educadora Teresa Monsalve y de Gilberto Arenas, estudió en el Colegio La Presentación, el Liceo Los Ángeles y el Seminario San Carlos. Su familia y amigos recuerdan en varias entrevistas que Gerardo, parecía tener una vocación por el servicio sacerdotal. Sin embargo, optó por la carrera de derecho. Estudioso desde joven y destacado, pudo haberse desempeñado – según sus conocidos – en cualquier oficio que escogiera. En un video que circula por internet, Doña Teresa afirma que Gerardo Arenas Monsalve era un hijo muy especial, muy querido, muy amable (…) muy comprensivo, y muy colaborador”. Y es que no hay quien recuerde al doctor Arenas, sin pasar por alto esos dos aspectos de su personalidad: su inteligencia, y su cordialidad.
Su influencia como tratadista, es una de las más altas
entre el grupo de los principales del país en el campo del derecho laboral:
Ernesto Herrnstadt, Guillermo González Charry, Marcel Silva Romero y Jairo
Villegas Arbeláez (para mencionar sólo algunos). Sin duda, es el principal
tratadista en el campo del derecho de la seguridad social. Su libro llenó un
amplio vacío en el ambiente académico colombiano. A la fecha de su primera
edición, no se había abordado de manera sistemática, con profundidad y detalle el
sistema general de seguridad social integral. Tarea reconocida como compleja
por muchos de los profesores y doctrinantes en el campo. En parte, por la
costumbre colombiana de mantener su legislación laboral dispersa en todo tipo
de regulaciones. También, por el esfuerzo intelectual de integrar distintos
campos del conocimiento que, aunque tienen un vínculo, pueden llegar a ser en
sí mismos, saberes muy amplios. No es cosa sencilla estudiar sólo la salud en
Colombia, por lo que sumarle los demás subsistemas, es casi un reto olímpico.
Profesor en la Universidad Javeriana, sus alumnos lo
reconocemos por su rigurosidad en una clase tan compleja como seguridad social.
Por condiciones de la Universidad, la clase que se dictaba en un año pasó a ser
dictada en un semestre. Así, llegar a buen término no era sólo un reto
intelectual, sino, además, pedagógico. Dictar en un mismo semestre, salud,
riesgos laborales, pensiones y subsidio familiar no es tarea sencilla. Sin
embargo, el Doctor Arenas, resolvió adicionar a su clase una brillante
introducción en relación con la historia de la seguridad social.
Como profesor de historia del derecho, creo que su
explicación inicial, era realmente brillante y única en el ámbito de la
historia del derecho laboral patrio. Arenas, superó los “tradicionales
capítulos iniciales de libro” en donde cualquier tratadista hablaba sin método
o conocimiento, sobre la historia de su campo, sin rigurosidad histórica, y sin
fuentes adecuadas. El conocimiento, las fuentes, y la erudición de Arenas en
historia, son ejemplares. Seguramente, su paso por la Universidad Nacional le
dejó ese importante método.
El doctor Arenas afirmaba que, sin entender la
historia del sistema de seguridad social (y la de Colombia) era muy difícil
poder entender en la práctica las normas y cada uno de los subsistemas. Abordaba
sus clases con oposición al apego al texto. Era un magnífico crítico del
derecho. Así, no existía un “culto” a la norma. Sus clases se desarrollaban en
el más amplio sentido del desprendimiento del texto, y se centraba en posiciones
críticas. Esto hacía que “más allá de conocer las normas, se conociera el
concepto detrás de ellas”. Era también, una excepción al sistema de educación
imperante en ese momento en la Facultad de Ciencias Jurídicas.
Que el ejemplo del doctor Arenas sea un llamado a
nuestros demás maestros del derecho laboral – jóvenes y mayores – para que
sigan su ejemplo, y centren sus esfuerzos para que puedan presentar sus ideas
por escrito y ante la posteridad. No es tarea sencilla igualar su tratado, así
como tampoco su esfuerzo, rigurosidad, conocimiento y dedicación. Que haya
muchos tratados de laboral individual actual, de derecho colectivo y la tan
anhelada exposición del derecho procesal laboral. Que haya muchos tratados
sobre temas que hoy en día, no sean tan populares o estudiados como, por
ejemplo, una buena aproximación feminista al derecho laboral. Por lo pronto,
nos tomaremos un tinto por su recuerdo.
Estudió derecho en la Pontificia Universidad Javeriana.
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