El crecimiento de las ciudades ha aumentado
considerablemente los trayectos de los ciudadanos; dado que las distancias
entre los centros económicos, laborales y los lugares destinados para la
vivienda se han ampliado. Esta situación, sumada a la tendencia a la formación
de ciudades dormitorio y el
desplazamiento de los ciudadanos a las áreas circundantes repercute
directamente en la movilidad y en el impacto ambiental, producto del aumento
del uso de vehículos particulares en las áreas urbanas.
Estos cambios y problemáticas que afrontan
las ciudades en expansión han hecho que los estudios de desarrollo urbano
centren su mirada en la modernización de los sistemas de transporte públicos
que ofrecen las ciudades y, así, construir un sistema de transporte eficiente,
masivo y que, además, sea ambientalmente sostenible. Sin embargo, esta
concepción tradicional del transporte público y la movilidad urbana ha sido
trastocada, desde hace poco más de un mes, cuando se decretó el aislamiento
preventivo y el distanciamiento fisico como medidas para mitigar el impacto del
COVID-19.
Este distanciamiento social limita la
capacidad de movilización de la ciudadanía, lo cual afecta la reactivación
económica que se pretende realizar con el levantamiento de la cuarentena
obligatoria para ciertos sectores productivos de la ciudad. De acuerdo con lo
anterior, surge el siguiente interrogante: ¿De qué manera se puede garantizar el
cumplimiento de las medidas adoptadas por la administración nacional y el distrital
capital respecto al funcionamiento de un medio de transporte masivo y publico
como Transmilenio que ahora deberá operar con el 35% de su capacidad y, a la
vez, garantizar que los trabajadores y usuarios de este medio puedan
desplazarse?
Ante esta situación, es necesario recurrir al
uso de alternativas al transporte público masivo tradicional, fomentando
distintas soluciones que aborden las necesidades particulares de los ciudadanos
en relación con los trayectos que deban realizar dentro del área urbana. De
esta manera, el uso de la bicicleta, como medio de transporte individual, debe
intensificarse para suplir las necesidades de transporte en cortas y medianas
distancias, lo cual garantiza minimizar las posibilidades de contraer el virus
y que permite, a la vez, un regreso paulatino de las condiciones normales en el
ámbito laboral y de movilidad en la ciudad.
Por su parte, para dar cubrimiento a la
necesidad de realizar trayectos largos, es necesario dotar de mayor eficiencia
a la utilización de medios de transporte privados encaminándolos a un uso
ligado a la economía colaborativa, en donde la interacción de dos o más
personas permita compartir el uso y costos del transporte en vehículos
privados. Con lo cual se garantizan ambas necesidades tanto las de los
trabajadores para movilizarse a sus puestos de trabajo como la de la
administración de mantener regulados los focos de posibles contagios.
Así, un sistema colaborativo de transporte
permitirá que aquellos vehículos que se encuentran infrautilizados puedan
ponerse al servicio de terceros, con lo cual se construye una relación
colaborativa entre el usuario del transporte y el propietario del vehículo, en
donde ambos se ven beneficiados y se mantiene un escenario de movilidad
sostenible.
Si bien en Colombia se prohibió el uso de
plataformas digitales para la prestación de servicios públicos de transporte y
a la fecha falta regulación, los sistemas colaborativos no se sustentan en una
prestación de un servicio de transporte, sino que esta propuesta lo que
pretende incentivar es el uso compartido de vehículos aprovechando las
necesidades de desplazamiento de los propietarios, a los cuales se suman
terceros que comparten el trayecto. De esta forma, se podría afrontar la
disminución de la oferta de transporte público masivo y el levantamiento
gradual de la cuarentena este 27 de abril y 11 de mayo.
Durante la contingencia han salido a la luz
las distintas falencias de la organización urbana en Bogotá, igualmente, se ha
motivado la transformación e innovación de soluciones a distintas problemáticas
en la ciudad. Los sistemas colaborativos de transporte son una de estas
“nuevas” soluciones que no solo deberían ponerse en práctica durante la emergencia,
sino que deben ser apoyadas y desarrolladas por la administración distrital una
vez superada esta contingencia. Definitivamente, lo que necesitamos
alternativas de movilidad.
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